Cada domingo se repite la escena en cientos de hogares:
– “Amor, salgo un rato… hoy hay partido con los muchachos.”
Silencio. Ceja levantada.
La mirada de sospecha es peor que la marca personal en el área chica.
Pero, ¿por qué tantas esposas dudan cuando decimos que vamos a jugar fútbol amateur?
Aquí va el análisis, con pruebas, motivos… y un poco de humor para no dormir en el sofá.
1. El pasado nos condena (pero aprendimos)
Vamos a ser sinceros: más de un “voy a jugar” en el pasado terminó en una cangrejada, un asado o, peor aún, en el after. Pero los tiempos cambian. Hoy lo que queremos es sudar la camiseta (y de paso bajar la barriga).
2. El WhatsApp “sin señal”
Sí, a veces la señal se va justo cuando empieza el partido… O cuando el árbitro saca la roja. Pero prometemos: la culpa es de la operadora, no del VAR.
3. La foto grupal llega tarde
¡Qué difícil es encontrar al que tome la foto! Pero cada vez que llega, ahí estamos todos (menos uno que fue por Powerade).
4. El fútbol amateur es terapia, no pretexto
Está científicamente comprobado:
Jugar fútbol amateur reduce el estrés, mejora la salud y nos vuelve más felices (y mejores esposos, ojo).
5. La Liga GolPro sí existe… y tiene fixture
No es un cuento. Hay torneos, grupos de WhatsApp, reglas, y hasta sanciones por impuntualidad. Y sí: los domingos son sagrados.
Mensaje a las esposas:
Confíen en nosotros (aunque lleguemos con el uniforme embarrado y ese olorcito a triunfo y esfuerzo). Jugar en la liga es nuestro momento de desconexión, risas y salud.
Y si no nos creen… ¡vengan un domingo y vivan la pasión de la Liga GolPro en vivo!